Recuerdo las primeras instrucciones que recibí en mi infancia : “Despacito y buena letra”. Todo había que hacerlo casi perfecto. El lápiz en la mano derecha, goma de borrar en la mano izquierda, siempre preparado para rectificar como máxima del aprendizaje. Evitar errores siempre mejor que corregirlos se me decía. Memorizar, repetir hasta la saciedad sin generar más que copias de la realidad, sin cuestionar, sin adentrarse en un pensamiento reflexivo. Detrás de esa metódica y casi obsesiva forma de enseñar, se ocultaba un perfeccionismo abrumador que mataba la esencia del aprendizaje natural.
Se nos enseñaba a no caer para evitar sufrir. Hoy creo que es mejor aprender a levantarse, ya que las caídas son inevitables e incluso nos enseñan más. Sufrir el dolor que sobreviene al error es parte necesaria del desarrollo humano: aceptarlo mejora el crecimiento personal, aprender conlleva a que uno pueda caer y ser resistente implica levantarse porque no importa cuántas veces uno cae sino cuánto tarda en levantarse y cómo lo hace. Grandes genios de la ciencia pasaron por el proceso que conlleva un aprendizaje estratégico de intentos fallidos.
Efecto motivador del error
Así se cuenta de Tomas Alva Edison, descubridor de la bombilla eléctrica. Después de más de un millar de intentos no lanzó la toalla, prosiguió del saber qué, hasta saber cómo. O que decir de Fleming, cuando el fracaso del método le hizo reflexionar y descubrir la penicilina. Se me ocurre también lo que se cuenta de Arquímedes cuando se metió en su bañera que estaba tan llena que se desbordó. En vez de asumirlo como un pequeño desastre fruto de su torpeza, agudizo su ingenio para hacer una profunda reflexión sobre el volumen desplazado.
Si utilizamos la “estrategia del error” seremos capaces de corregir y estaremos creando una resistencia a la frustración que nos permitirá aprender comprehensivamente e incentivaremos nuestra capacidad creativa. Una vez que hemos comenzado nuestro plan de aprender de los errores y entender estos como parte del proceso de aprendizaje, generaremos en nosotros la resistencia necesaria ante la frustración y será mucho más fácil insistir en el intento.
La incongruencia entre el presente “error”- situación actual y el expectante, “acierto” -situación ideal, servirá como elemento facilitador para eliminar dicha incongruencia. Apliquemos el principio motivador de Edison: en cada error un paso menos para el éxito.
Examinarse antes o después de estudiar
Considero que el examen puede tener tiene varios fines: nivelador, evaluador o generador. El examen de nivel es muy orientativo y útil a la hora de formar de grupos homogéneos o para evaluar el conocimiento previo al aprendizaje. La evaluación del aprendizaje con un examen tradicional sólo tiene un fin clasificatorio y la obtención de una nota de aptitud. El examen generador de alternativas es el que se realiza con objetivo de incentivar el aprendizaje desde el desconocimiento de la materia, dóndea priori cualquier respuesta inferida es válida mientras no se descubra lo contrario. Una vez clasificadas las respuestas dardo se contrasta con la respuesta diana. Se considera cada respuesta errónea como una aproximación a la respuesta correcta.
Aunque algunos educadores y pedagogos propugnan el aprendizaje sin errores, el psicólogo Nate Kornell y colaboradores demostraron que los intentos infructuosos de ofrecer respuestas incorrectas facilitan el aprendizaje. Los estudiantes que tratan de responder a un cuestionario antes de estudiarlo recuerdan mejor y durante más tiempo la materia nueva que quienes estudian sin examen previo. Dicho de otra manera fallar puede ser bueno si los estudiante aprenden la respuesta correcta poco después de haber errado las preguntas. Del mismo modo plantearse preguntas antes de saber su respuesta facilita el aprendizaje.
Para finalizar, cuando la forma de percibir el error se distancia la ley del todo o nada estaremos más cerca de conseguir decir, parafraseando a Edison : “¿Fracasos? No sé de qué me hablas. En cada descubrimiento me enteré de un motivo por el cual una bombilla no funcionaba. Ahora ya sé mil maneras de no hacer una bombilla”.