Una vez alcanzadas nuestras necesidades básicas (alimentación, seguridad de recursos, de empleo…), pasamos a un siguiente nivel de necesidades. Según Maslow, nos veríamos motivados al reconocimiento, al éxito, a la autorealización…¿esto implica que cuánto más dinero consigues más feliz serás? Lo cierto es que una vez que tenemos los recursos económicos necesarios para vivir, el ganar más dinero no da más felicidad. Sin embargo, esto cambia sí ese dinero lo empleamos a actos altruistas.
En un mundo capitalista, donde todo tiene su propio valor y la gente gasta el dinero en sí mismo, ¿qué pasaría si la gante gastara su dinero extra en los demás? Bien, se realizó un experimento en el cual los participantes recibían un sobre con una cantidad de dinero e instrucciones de como emplearlo. El grupo A los gastaría en sí mismos y los del otro grupo B en otras personas. Al final del día se comprobó que los del grupo B se encontraban más felices que por la mañana, y los del grupo A se sentían iguales. Los resultados son los mismo tanto si variamos la cantidad de dinero y también si realizamos el experimento en diferentes países. Podemos resumir esto en que no hay que hacer nada extraordinario para sentirnos mas felices, una de las claves de felicidad es compartir lo que tenemos con los demás.
Algunos factores que influyen en la felicidad
En relación a nuestra vida social, el apoyo social, ya sea amigos, compañeros o familiares incrementa nuestra salud mental y por lo tanto nos proporciona una sentimiento de bienestar. El contacto físico, como los abrazos son una forma de compartir algo emociones positivas. En el ámbito laboral, el trabajo nos da la posibilidad de autorealizarnos, nos proporciona mejor autonomía e incrementa nuestra autoestima.
Cuando compartimos algo muchas veces lo disfrutamos mas que si no lo compartiéramos. Aquellas personas que comparten poco (personas egoístas), sienten mas vergüenza, segregan mas cortisol (hormona que segregamos ante el estrés) y por ello es mas probable que tengan mas problemas de salud.
La salud es algo esencial para sentirnos felices. Salud no solo es ausencia de enfermedad, sino también es un estado completo de bienestar físico, mental y social.
La felicidad es un estado subjetivo, sin embargo hay muchas claves en concreto para alcanzarla. Parte de nuestra capacidad para ser felices esta determinada por nuestra genética (un cincuenta por ciento), y un diez por ciento de nuestra capacidad de ser felices lo determinan las circunstancias de la vida. El restante cuarenta por ciento, es el producto de nuestro comportamiento, nuestro enfoque vital y juicio hacia nosotros mismos y hacia los demás.
Hay una serie de cambios vitales que influyen en la felicidad: los cambios que producen felicidad instantánea o cambios circunstanciales, que serían cambios materiales a los que te acostumbras enseguida (comprarte un coche, aumento del sueldo, …). Sin embargo, los cambios intencionados son aquellos en los que se saben los esfuerzos necesarios para conseguir una meta o iniciar una nueva actividad, estos serian cambios a largo plazo. Estos cambios según los expertos, se mantienen durante mas tiempo la sensación de felicidad. Lo ideal es combinar los cambios circunstanciales e intencionados, de forma que la felicidad pueda perdurar a corto y largo plazo.
La felicidad es algo universal a todos los individuos, todos ponemos esfuerzos en marcha para conseguirla. Las diferencias individuales cuando hablamos de felicidad son muchas, de forma que dependiendo de nuestras necesidades e intereses, modulamos nuestra propia felicidad. Por ello, esta en nuestras manos elegir lo que nos produce mayor bienestar.